4 abr 2011

Música y vuelo: La voz apasionada de César Tomé

“CUANDO LOS PASOS CRECEN”

En el “oficio” solitario del poeta, que cautiva y protege su corazón al mismo tiempo,
para lograr la comunicación sincera con los lectores (suelen ser pocos), es imprescindible una mejora continua del lenguaje, similar a la evolución como personas.

César Tomé (Lerma -Burgos-, 1956) ha sabido jugar, crecer, declararles amor eterno a las palabras, caminar libro tras libro sin soltarse ya nunca de la mano. Escribir es amar en silencio, combatir sombras entre devastadores ríos de fuego, hasta que puedan germinar nuevas rosas y la voz apasionada sea música y vuelo: “...nadie deshojará/ los silencios de flor que nos acercan,/ la estrella que nos hace bello temblor de mundo.” (p. 101)

Tiene publicados seis libros, “Bajo este techo claro” (Burgos, 1983), “Lunas dolientes” (Burgos, 1985), “La otra oscuridad” (Devenir, Madrid, 1991), “Adnaloy” (Burgos, 1995), “Temperatura” (Dossoles, Burgos, 2006) y “Piedras en los bolsillos de Dios” (Ídem, 2009). Está incluido en varias antologías. Desde 2001, forma parte del grupo TELIRA (Tertulia Literaria Ribereña y Arandina), que colabora en la divulgación de la literatura y la poesía en la provincia de Burgos.

“Cuando los pasos crecen”, César Tomé titula así su séptimo trabajo, donde realiza una voluntaria depuración formal (rítmica, sobre todo) de sus dos primeros poemarios, “sin que pierdan la frescura de entonces y siendo fiel a la emoción”; rescata del olvido algún bello poema y descubre “Los versos del espejo” (2005-2009), que responde justo a la vocación y desvelo del poeta por iluminar este existir oscuro con la luz del amor y la palabra: “Me multiplicas. Me/ derribas y construyes/ con la facilidad de vuelo del vencejo./ Me amasas, me modelas, me das vida y vida.” (p. 33)

 

Amor sin límites, realidad y deseo trasmitidos con una voz depurada, profunda, cada vez más esencial. El crítico Manuel López Azorín, positivamente destaca: “Que nuestros pasos vayan día a día sumando, creciendo, creciendo en la persona y en la palabra, sí, en la palabra, porque ella expresa la idea, el concepto, ofrece la imagen y a veces la emoción de todo lo que crece, nace dentro, ella sí, la palabra necesaria, precisa.” Para concluir citando unos versos de César Tomé: “Hablo de la palabra./ Acaloradamente necesaria/ en el ahora que muere como algo/ sacado de los sueños./ Hablo de la palabra.” (p. 142)

Hay nombres inolvidables, Octavio Paz, Luis Rosales y Francisco Brines, de quienes me trae valiosos recuerdos la poesía de César Tomé: sus pasos humildes por esta vida que nos devora: “...inoportunas máscaras sin ángel,/ cansancios y silencios delictivos,/ bruma en el corazón.” (p. 119), y la mirada fija en la luz liberadora del amor: “Y aunque te reconocerá la  tierra/ a pesar del desgaste de los años,/ ama y ama, tú/ que puedes todavía.” (p. 125)

Interesante libro de poemas, escritos y renovados con verdadera pasión. Para leer, pensar y repetir.

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