Fernando José Carretero vuelve con su voz más desnuda, libre, musical, elegía
Fernando José Carretero (Ciudad Real, 1962) escribe poemas desde muy joven. Licenciado en Filología Hispánica (UC-Madrid), es profesor en el IES “Estados del Duque” (Malagón). Ha dado clases de Lengua y Literatura en Ceuta, Melilla, Tomelloso, Alcázar de San Juan y Las Pedroñeras.
Caminante poeta (“se hace camino al andar”), vuelve con su voz más desnuda, libre, musical, elegíaca. Junto a Javier Gómez, director de la Biblioteca Pública, Ángel Caballero, vicepresidente 1º de la Diputación Provincial, y Aurora Golderos, licenciada en Filología Clásica, Fernando José Carretero dijo “saldar deudas” (una de 30 años en silencio) al presentar “Los días demorados” (2013), cuyos inicios sitúa próximos a su primer libro, “Arqueología rota y otras islas” (1984). Todos seleccionados y publicados en la BAM, el 2º fue “Interior beige con ausencia” (1988).
Viejos amigos, amamos esta vida (no siempre maravillosa), compartimos inquietudes literarias y muchos años de tranquila vecindad. Lector empedernido, pasaba horas en el parque de Gasset.
―¿Escribes, Fernando? ―“Algún poema”, contestaba. Quería limar impurezas y dejarlos reposar, como nuestros mejores vinos, hasta conseguir la destilación expresiva. Así demuestran “Los días demorados” (título del volumen) y “Densa materia del silencio”, dos libros editados en uno.
“Los días demorados” (1984-1995) consta de 43 poemas breves, intensos, distribuidos en 4 partes: Los días, Los objetos, “Dramatis Personae”: Tema y Variaciones, y Colección Privada.
Corazón y memoria realizan un balance nostálgico que fija su personalidad romántica, cubierta por lecturas seleccionadas, legendarios personajes y versos turbadores, nihilistas: “En el aire de la última mañana/ somos el alimento de la vida,/ el lirio, la fruta, la gema, su sacrificio,/ la fuerza del camino solitario hacia la playa.” (p.65)
Para Fernando José Carretero la poesía surgió de cauces literarios (no sólo líricos), tradición y modernidad cultural, que sumados al sortilegio creador generan mitos, asombros, referencias de lugares imaginados y luego reconocidos, ficción, realidad, inocentes almas consumidas: “Conoces de la vida el gesto y el delirio,/ del amor, el fracaso, y de la muerte,/ su silencio./ Llamóse Julia quien, tal como todos,/ fue gesto y fue delirio,/ fracaso/ y silencio con sabor a cocaína.” (p.55)
“Densa materia del silencio” (1997-2000) reúne 23 poemas en 3 bloques sin títulos, más un preludio “Imago Mundi”, el Final y Nocturno (iniciado en 2006), donde residen pasiones, mareas, naufragios, recuerdos imborrables, sucesivas luchas con el olvido: “Una sombra se dispersa más allá de la tarde,/ una sombra que extiende su perfil hacia la nada.” (p.82)
Oficio del poeta será recuperar momentos felices, mágicos, desoladores... Gracias a la poesía, Fernando José Carretero sabe que hay “poder y placer en las palabras”, y que ningún poeta, nadie debería permanecer anclado, sino vivir la vida sin ponerle fronteras ni cambiar ternura por mentiras. Vivir hasta las últimas consecuencias: “Porque la vida está esperando más allá/ y tú sólo tienes que alcanzarla.” (p.105)
La poesía mantiene alerta de lo que vamos perdiendo -irremediablemente- al caminar (familia, amigos, amor, salud). Es como vacunarse de la propia vida y no buscar escusas, proferir lamentos ni verter lágrimas sobre el papel, sino levantar bien alto las copas y brindar desde el fondo de los años: “Eres, amor,/ la imagen luminosa del mundo y de la vida/ que prolonga sus perfiles en el fondo de mis ojos.” (p.79)ca.
0 comentarios:
Publicar un comentario