a lo estallido, a lo delirio;/
y que me llamen así...”
(Davina Pazos)
Davina Pazos trae nuevos y valientes gritos de poeta: “Hielo no, porque mi nombre es fiebre,/ ardores de esta cólera maldita,/ que sufro de mí y es quemadura/ por la que sale un asesino/ que a mí también me mata cuando mata/ y me redime.” (p9)
Ecuatoriana-Española, reside y trabaja en Madrid; pero recuerda bien a los amigos manchegos. Tiene publicados: Hasta la muerte... ¡Carajo! (C.B. “Manxa”, nº 17. Ciudad Real, 2006), Lo que más me duele es tu nombre (Premio “Ernestina de Champourcin”. Diputación Foral de Álava, 2007) y Voces (Ed. Vitruvio. Madrid, 2014), a los que sumar este Cadáver para un libro (Ed. Lastura. Ocaña -Toledo-, 2016).
Escritos desde la percepción del protagonista, reúne 36 poemas cuyas imágenes (claras, bellas, frías y duras) proyectan espacios de libertad en cada verso: “Les llevo al cementerio/ flores,/ palabras de tristeza/ con páginas de un diario/ y una foto./ La inmortalidad/ nacida de la muerte.” (p27)
Como vampiro que siempre mata sin remordimientos, describe con pasión a sus víctimas: “Prefiero los que gritan,/ maldicen o perjuran,/ que miran a los ojos/ y escupen o intentan escapar./ Le dan al juego un toque emocionante.” (p31)
Valiosas, encendidas, musicales palabras. Davina Pazos juega todo al rojo, salta los abismos y su poesía convence: “Mirando el cadáver/ a uno se le ocurren tantas cosas,/ que bien se podría escribir un libro.” (p54)
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