20 jul 2022

El corazón de la muerte

“Solo puedo luchar contra la muerte con la poesía.”

 (Manuel Juliá)

El escritor amigo Manuel Juliá tiene la gentileza de mandarme dos libros de poemas. El primero se titula “Madre” (Hiperión. Madrid, 2021), composición apasionada y nostálgica escrita por y para “Anita”. Ella lo trajo al mundo y le daba siempre lo mejor. También he recibido “El corazón de la muerte” (Hiperión. Madrid, 2022), antología que voy a comentar.

Manuel Juliá (Puertollano, 1954) lleva publicados siete libros de poemas y los resume su antología “El corazón de la muerte”, con selección y estudio preliminar (50 brillantes páginas) de Jesús Barrajón Muñoz, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha. Está recién presentada, junto a “Madre”, en el Ateneo de Almagro (9 de julio), recitando - sintiendo- sus versos los destacados actores Manuel Galiana y Carlos Hipólito.

Manuel Juliá debuta como poeta con “De umbría” (BAM. Ciudad Real, 1998), y pasan 11 años hasta “Sobre el volcán la flor” (BAM. Ciudad Real, 2009). Luego nace “Cuarenta latidos” (2 ediciones: Almud. Ciudad Real, 2009 y Endymión, Madrid, 2011). Los demás poemarios se publican todos en la prestigiosa colección de poesía Hiperión.

Inspirada por el poema “Llegó con tres heridas” (“la de la muerte,/ la del amor,/ la de la vida”) de Miguel Hernández, Juliá produce la trilogía que forman “El sueño de la muerte” (2013) “El sueño del amor” (2014) y “El sueño de la vida” (2015), libros que recopila el volumen “Trilogía de los sueños” (2018).

Jesús Barrajón realiza un minucioso análisis sobre las composiciones de Manuel Juliá, destacando temáticas esenciales, amplia cultura literaria, juegos de palabras, influencias estilísticas, belleza desnuda, poemas generados desde la serena meditación: “¿Qué hay después de la Muerte? La Nada o la Misericordia.” (Omar Kheyyam. Rubaiyat XXIII)

Manuel Juliá finaliza su caminar poético (hasta hoy) dedicando una hermosa elegía a su “Madre” (2021), donde la fuerza del amor siempre busca superar dolor y melancolía: “Jamás abriré los ojos para no dejar de sentirte./ La oscuridad es nuestro país, la oscuridad/ nos tiene dormidos y juntos en el vacío.” 

Memoria de la vida, sobre todo de una infancia que nos revela desde lo más profundo del corazón. Sus versos atesoran imágenes sencillas del álbum familiar: ilusiones, lugares y momentos inolvidables: “La verdad de la muerte devorada por la ternura.”

Manuel Juliá reconoce dudas existenciales, pero sin negar a Dios. Así, bajo los signos evidentes de nuestra caducidad, tiene puertas abiertas, ventanas de luz, esperanzas puestas en otra posible dimensión, en otros sueños: “Cruzar el hielo de la eternidad y encontrar al fin otra vez tus labios rozando mis mejillas.”

Publicado en Lanza

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