24 may 2011

Un sentimiento que lo puede todo


Presen Pérez González y su libro de poemas “De un tiempo a esta parte”,
conmovieron a las personas que rebosaban el salón de la Biblioteca Pública.



Presen Pérez González nació en Villanueva de los Infantes y reside en Ciudad Real desde 1986. Diplomada en EGB, realiza su labor en el Colegio Especial “Puerta de Santa María”. Forma parte del Grupo Guadiana y de la Orden Francisco de Quevedo. Participó diez años en diversas obras representadas por la Asociación de Amigos del Teatro de Ciudad Real.

Colabora en revistas (“Manxa”, “Quevedalia”), recitales poéticos, tertulias, etc. Tiene varios premios y sus poemas están incluidos en antologías; entre ellas, “Antología Rota”: El Grupo Literario Guadiana a lo largo de su historia (Esteban Rodríguez. Ayuntamiento de Ciudad Real, 2007) y XXI selección de “Voces Nuevas” (Colección Torremozas. Madrid, 2008).

Presen Pérez González y su libro “De un tiempo a esta parte”, conmovieron a las personas que rebosaban el salón de la Biblioteca Pública. Pedro Torres, Delegado Provincial de Educación y Cultura, no tuvo más remedio que decir: “No es la primera vez que el salón se llena para escuchar poesía”. Eugenio Arce, Presidente del Grupo Guadiana, intervino con una breve semblanza de la autora, y la poeta Juana Pinés definió esta obra como “poesía que llega al corazón y deja siempre un poso de ternura. Sus temas inciden en las tres heridas hernandianas: la de la vida, la de la muerte, la del amor.”

Nunca he pretendido bendecir a los poetas manchegos sólo por ser manchegos: busco verdadera poesía, sentimientos y cierta calidad. Aunque tampoco me muerdo la lengua: repito que merecen ser valorados. Para las artes y la literatura, el talento no tiene por qué venir siempre de fuera. Muchos paisanos reciben importantes premios y los consideran más y mejor en otras provincias.

Presen Pérez González, enamorada de su valioso destino, piensa que vivir es una parte de ser... La delatan experiencias traducidas en versos profundos, esperanzadores, definitivamente humanos. Canción para la tuna del colegio: “De tu ternura y aliento/ mi voz busca las palabras,/ para ir tejiendo estrellas/ en medio de la mañana,/ pues ellas velan mi sueño,/ este sueño infantil/ de quererte y tenerte/ de quererte y tenerte/ junto a mí para siempre.” (pp. 73-74)

Sus palabras son sinceras, oportunas, generosas. Lleva media vida dedicada al cuidado de niños “diferentes”, a la poesía, al teatro..., con inmensa ternura. Del alma nace su voz, un sentimiento que lo puede todo: “Hay una ruta que nos lleva/ a los humildes y sencillos,/ a las manos que emergen de la vida/ reclamando la verdad que les niegan...” (p. 91)

Los 34 poemas reunidos en “De un tiempo a esta parte”, fueron publicados en revistas como “Manxa” y premiados algunos en certámenes provinciales y nacionales. Presen confiesa que su libro "no tiene una unidad temática definida, porque es fruto de diferentes etapas y todos los poemas reflejan lo vivido y sentido, unas veces cargados de lirismo y otras desde la cruda realidad que me ha ido golpeando".

Vida, muerte, amor... Injusticias sociales, fragilidad humana, sólidos compromisos... Saber llamar sin temor a las conciencias y promover cambios en la búsqueda de la felicidad y del amor. Inspirar valores propicios al “milagro”, que llega cuando somos capaces de comprender cosas sencillas y fijamos nuestra mirada en un amor sin fisuras, fuente de luz ante los propios interrogantes: “Déjame compartir tus ideales/ donde ni el tú ni el yo se desvanece,/ pues muriendo de amor en los trigales,/ sabremos que el amor nos pertenece.” (p. 53)

La trayectoria poética de Presen Pérez González camina por etapas de luminosas lecturas, donde no faltan apasionados “romances” con maestros (Machado, Lorca, Hernández) y también poetas manchegos (Vicente Cano, Mena Cantero, Juana Pinés), cuyos latidos bullen y cobran fuerza renovada.

Admiro a mi compañera del Grupo Literario Guadiana. Hemos compartido días de recitales hermosos (Centenario de Miguel Hernández, junto al amigo Esteban Rodríguez) y momentos de dolor que no se olvidan: “Cada respiración robaba al tiempo/ un rato de esperanza// surcos donde la vida se desnuda/ para pasar a ser eternidad.” (pp. 105-106)

Amables lectores de Lanza, les aseguro que soy afortunado de conocer a personas así: me reconfortan y hacen confiar en un futuro mejor.

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