Manuel López Azorín (Moratalla -Murcia-, 1946) es un poeta de voz original y consolidada trayectoria. Valorado justamente por la crítica desde su primer libro recopilatorio, “Marasmo” (1962-1980; edición 1986), sabe combinar formas clásicas y versos libres de calidad humana encomiable: “Hay que mirar bien, dentro,/ sin falsos espejismos, sin premura,/ para hallar lo que salva y nos desvela toda la claridad.” (p.38)
Ama cada segundo de la vida, celosamente cuidada con poemas que nacen encendidos y
crecen destinados a superar sufrimientos. Vuelan alto..., ven hombres ciegos, ríos de sangre en los ojos del mundo. Denuncian injusticias, hacen pensar, sirven de sólidos puentes para “salvar” corazones heridos. Su blog literario reseña obras de conocidos autores manchegos.
En 1954 se traslada a Madrid. Cursa estudios de Derecho en la Universidad Autónoma.
Desde 1982 reside en San Sebastián de los Reyes, donde fue fundador del colectivo “Helicón”, los cuadernos literarios “La música de la palabra” y la revista “Poesía en la diana”. Colaborador de diferentes revistas y medios culturales, ha participado en jornadas poéticas, presentaciones de libros, recitales, conferencias, antologías, etc.
Creador y director del programa cultural “Tertulias de Autor” en Canal Norte TV y
del “Centro de Estudios de la Poesía” (Universidad Popular “José Hierro”, de SS.RR.). Compuso guiones para cortometrajes realizados sobre los poetas Claudio Rodríguez, José Hierro, Rafael Morales y Rafael Montesinos. Su brillante labor cultural recibe prestigiosos galardones: “Ciudad de Alcobendas” (1999) y “Ramón Rubial” (2000). Otros premios: Nacional de Poesía "Viriato" (1999), por “El río de los ojos”, y “Albaricoque de Oro” (Moratalla, 2007), por “Hay una luz”.
Escribe desde los 16 años, tiene 9 libros de poesía, 5 premiados: “Vértigo” (Zenobia, 1993), “Amar es mi ejercicio” (Accésit Joaquín Benito de Lucas, 1997), “Versos para después de una película” (Accésit Rafael Morales, 1997) “Libro del desconcierto” (Rafael Morales, 2000) y “Crónica de Babel” (Ciudad de Almedina, 2002). Sin olvidar “De la vida y otros ríos” (Huerga y Fierro. Madrid, 2003), título becado por el Mº de Educación, Deporte y Cultura.
Casi 500 páginas reúnen la selección personal de sus obras anteriores, “Sólo la luz alumbra” (Poesía 1986-2010), antología editada con gran esmero por Sial/Fuger (Madrid, 2011). Nueve títulos ordenados inversamente a las fechas de publicación, más el décimo poemario que presta su nombre al volumen. Feliz idea, porque posibilita conocer la evolución laboriosa del estilo poético: “Alcemos el vuelo, como pájaros,/ en armonía plena./ Sin miedos que atenacen nuestras alas.” (p.410)
Se abre con una introducción del poeta y filólogo Pascual Izquierdo: “Manuel López Azorín:
Una vida para la poesía”, y la cierra un epílogo del catedrático de literatura y escritor Luis Martínez de Mingo: “Carácter es destino”. Coinciden ambos especialistas en lo fundamental, subrayando la absoluta coherencia entre vida y obras del poeta (razón de ser), el compromiso social y los salvadores vuelos del amor.
El apartado “Reseñas” recopila una selección de prólogos, presentaciones y comentarios, escritos por diversos autores sobre sus poemas. López Azorín ha querido reconocer a todos aquellos poetas cuyas obras impulsaron su travesía, desde los clásicos universales a los amigos inolvidables: Gloria Fuertes, José Hierro, Claudio Rodríguez..., una larga y famosa lista.
Atrapados en trágicas redes, consumidos por irreparables pérdidas, traiciones, desamor..., algunos poetas desesperan y caen al abismo. Otros beben cálices amargos, afrontan sucesivas desgracias..., pero siguen luchando -pacíficos rebeldes-, derriban fronteras sin armas inútiles: únicamente verbos alentadores, luminosas utopías, ventanas abiertas de par en par: “Allí, bajo los párpados, se ha de buscar la luz./ Sin ceguera ni máscara ni sílabas al aire,/ sólo el leve
latido del silencio.” (p.276)
Ellas, las celestiales musas que consagraron al poeta Hesíodo (“Teogonía”), entregándole un cetro al pie del monte Helicón, nunca sorprenderán a López Azorín lejos de cosas sencillas.
Raíces profundas, ilusiones nutren sus esenciales palabras, ardientes versos desnudos para los amantes de la buena poesía: “Yo persistí en mi sueño,/ resistí como pude, caminando,/ buscando dónde arar para sembrarme./ De esta tierra de siembra surge, fértil,/ cosecha que reparto para todos./ Y me siembro de nuevo.” (p.124)
Dirigidos a poetas jóvenes, los 38 nuevos poemas de “Sólo la luz alumbra” recuerdan
magistrales enseñanzas de Rilke, Machado, Juan Ramón Jiménez..., sobre la vocación literaria.
Debo significar que Manuel López Azorín habla sin reservas, elimina máscaras de falsos ángeles y cuida bien “la rosa” de una pasión que debe durar toda la vida: “Sólo el amor nos salva. Sin amor/ anda perdido el eco de la vida./ Sólo la luz alumbra. Sin la luz/ oscuras, las palabras, desvanecen.” (p.61)
Esta antología se presentó el 26 de abril en las “Tertulias Poéticas del Casino” (Alcalá, 15), que dirige el poeta, profesor y periodista Alfredo Gómez Gil. Invitado por Sial ediciones los días 31 de mayo y 4 de junio, López Azorín firmó ejemplares en la Feria del Libro de Madrid.
Vivir, amar -siempre-, soñar despierto, serenamente morir: esperar volver a la “luz”, donde ya todo será posible. Amigo Manolo, recibe saludos desde Ciudad Real y su Diario de La Mancha. No me olvido que tenemos un abrazo fraternal pendiente.
1 comentarios:
Un abrazo, hermano en la poesía, que alguna vez tendrá que ser ya que hasta la fecha no nos hemos podido encontrar, pero todo llegará. Muchas gracias José María por tus amables y generosas palabras.
desde la distancia recibe (aunque virtual o sólo de palabra) un gran abrazo.
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