"Sólo la palabra salva la memoria
y abre paso a la esperanza.”
Luis Rosales.
La provincia de Ciudad Real tiene valiosos poetas. Algunos no nacieron en La Mancha, pero llegaron para quedarse toda la vida; se sienten y son “de los nuestros”. Escriben obras cuyos mensajes conducen al lector más allá de prestigiosos premios conseguidos, revelando las positivas cualidades que definen sus poéticas: desnudez, inquietud renovada, verbos solidarios y luminosa espiritualidad.
Luis García Pérez (Pereruela de Sayago -Zamora-, 1942) vive en Puertollano desde 1971. Maestro de EGB y Licenciado en Filología Hispánica por la UNED, donde realizó los cursos de Doctorado. Es autor de veintitrés libros de poesía, tres de narrativa y el ensayo “Celebración de la claridad”, dedicado al poeta Valentín Arteaga. Figura en antologías, estudios y revistas. Ha publicado numerosos artículos periodísticos y colabora en LANZA.
Pertenece al Grupo Literario Guadiana de Ciudad Real y comenta libros para la revista “Manxa”. En Puertollano dirige "Alforja de Estaribel". Ha logrado 600 premios, casi todos de poesía. Es “Gran Comendador” de la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” de Villanueva de los Infantes y miembro de la Academia “Bibliográfico-Mariana” de Lleida. Participa en actos poéticos, culturales y como jurado de diferentes certámenes.
Limpio manantial del poeta “zamorano-manchego”: Hace treinta años conocí esas aguas transparentes, sencillas, conmovedoras. En la maleta donde guardo los mejores recuerdos, están sus primeras palabras al viento recogidas en “Estaribel” (1ª Época) y “Manxa” (1983), junto a poemas reunidos en la 2ª Antología del Grupo Literario Guadiana (BAM, 1986), frutos de una clara y decidida vocación poética: “Era un surgir del fondo del asombro,/ el primer despertar a la mañana/ por el camino viejo que esparcía/ un aroma de salvia y de romero.”
Luis García Pérez iniciaba un viaje romántico, sin retorno, lleno de sorpresas... Sueños de palabras recorren la memoria buscando nuevas Ítacas, imposibles Penélopes, necesarias locuras... Vuelo fugaz del hombre cuando quiere ser niño, convirtiendo sus labios en alas rebeldes, voces intensas, últimos refugios: “En la era del abuelo yo era Ulises/ con sombrero de paja sobre el trillo,/ interminables vueltas a la parva/ y la insomne mirada desde el rostro/ curtido por el sol en torrentera.”
Hoy vive la vida con total entrega, liberado por conocimientos profundos adquiridos en largas noches de insomnio, valientes ideales literarios, amistad, y su corazón repite consejos de Kavafis: “Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca/ ruega que sea largo el camino,/ lleno de aventuras, lleno de enseñanzas.// Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado./ Sabio como has vuelto con tantas experiencias,/ habrás comprendido el significado de las Ítacas.”
García Pérez piensa que la poesía: “Viene a ser como el fuego, como el mar, como el sol o las estrellas, a veces arrodillada a la orilla de lo inaudito e incluso de la locura, donde late la sangre fervorosa del poema. Por eso tiene algo de desvarío y mucho de pasión que puede ayudarnos, no a salvar el mundo, pero si a comprenderlo mejor y redimirnos en el hastío cotidiano. Poesía: “Palabra en el tiempo”, como precisó don Antonio Machado.”
Versos, rimas y metáforas, obstinados testimonios, memoria colectiva del poeta que no da nunca por perdidos unos valores cada vez más necesarios en esta devastadora sociedad materialista: “//... ungidos por la fe que nos sostiene/ pretendemos abrir los ventanales/ donde la luz no existe. Solamente/ el misterio nos cerca la mirada/ y la duda es un ave que dormita/ alrededor de todas las preguntas.”
Si querer es poder, reflexionemos con “Planeta herido” (“Acanto”, Cieza -Murcia-, 2011), ganador del XV Premio “Aurelio Guirao”. Belleza para denunciar la codicia del ser humano, terribles excesos con todo lo que le rodea, empezando por él mismo: “Vislumbro en el envés de tus alcores/ palomas de granizo, bosques de soledumbre,/ un horizonte gris donde quisiera/ algún atardecer hacerme nube.”
Su caminar apasionante hacia la luz, ese sentido donde radica el valor de lo poético, queda fielmente reflejado en el emotivo y generoso homenaje a “Los poetas que partieron” (Ciudad Real, 2010). Fuerza salvadora de la palabra, trascendida desde el remoto origen en 63 sonetos de selecta cochura. Diez poetas manchegos quedan unidos a referentes ilustres de la milenaria poesía castellana. Hermoso dialogo frente al olvido, cuyo umbral es Gonzalo de Berceo y que culmina Carlos Baos Galán: “Un rapto el corazón hospitalario/ se hizo vida de ensueño y emociones/ como cauce del verso inagotable.”
“Búsqueda de la luz” (Algeciras, 2011), nueva obra de Luis García Pérez y XIII Premio de Poesía “Victoria Kent”, convocado por la Asociación de Mujeres Progresistas, evidencia su lucidez lírica: “Tan sólo necesito con urgencia/ un ramo de claveles en mi frente,/ una fuente de agua cristalina,/ un corazón de nardo florecido,/ un racimo de besos...”
Del Olimpo ateniense, dice el escritor Manuel Vicent: “Es un lugar donde los teléfonos móviles no tienen cobertura.” Bromas aparte, las musas siempre reclaman a los poetas que no sean perezosos, para devolver al cielo las humildes palabras verdaderas. Luis convive con las sagradas musas y cada día lo demuestra. Acaba de lograr en Sevilla un meritorio Accésit (sin dotación económica) del Premio “Ángaro” 2011. El libro, “Las trenzas de la historia”, será publicado en otoño.
Poesía, celeste fulgor que alumbra los oscuros pozos del alma; campo para sembrar amor, esperanzas, cultura de trigos y rosas. Poesía, en ella, sólo en ella sigue creciendo Luis García Pérez y encuentra la serenidad.
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