El autor es “uno de los nuestros”. Se llama Juan José Guardia Polaino y nació en Villanueva
de los Infantes (1956), pero reside en Valdepeñas desde 1975, donde pronto despuntan su
vocación cultural y talento creativo (poeta, rapsoda, actor, dramaturgo...), bajo la luz tutelar
del Grupo Artístico-Literario “El Trascacho”, siendo hoy su Coordinador Literario.
Amigo sincero de todos, lleva muchos años como “maestro de ceremonias altruistas” por
Campos de Montiel. Conoce famosas bodegas convertidas en templos de poesía y venerables
claustros que conservan el fulgor espiritual de los últimos versos quevedianos. En 2001 fue
designado Gran Maestre General de la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” (Villanueva de
los Infantes). Participa en valiosos actos culturales. Es colaborador literario de “Pueblos Sin
Fronteras” (Valdepeñas), “Basida” (Aranjuez) y del Centro Penitenciario Herrera de la Mancha
(Manzanares). Pertenece a la Asociación Histórico-Cultural “6 de junio de 1808” (Valdepeñas),
tiene varios galardones (poesía y prosa) y figura en antologías.
Ha publicado “Jazmines para la Tragedia” (Col. “Ojo de pez”, Nº 10. BAM, 1989. Diputación
Provincial de Ciudad Real) y “Labios que pugnan por amar, sufriendo” -Poesía 1990/1995-
(Ayuntamiento de Valdepeñas, 2003). Inéditos aún tres libros de poesía: “Si el ángel oscuro
llega...”, “Se me morían los hombres y sus ciudades” y “Este silencio que llama a derrota.”,
más la obra teatral “Una historia templaria en Torre de Juan Abad” (Accésit en la XIX Muestra
Provincial de Teatro -2009- de la Diputación Provincial de Ciudad Real).
Para comentar “Aquéllos que conspiran. Te digo, Walt Witman” (Ayto. Valdepeñas, 2013),
quería leer sus poemarios anteriores. Gracias a mi fraternal amiga Presen (sensible poeta), he
sentido pasión, sinceridad, gritos rebeldes: amor y dolor. Ningún libro puede ser auténtico sin
entrega, libertad y desnudez.
Este digno tributo al norteamericano Walt Whitman y fiel reflejo de nuestra desalentadora
realidad, fue presentado en la ciudad vinatera (11 de mayo) por Alfonso Manzanares (editor)
y Natividad Cepeda (escritora). Romántica verdad invade los poemas de Juan José Guardia
Polaino: “Aquéllos que conspiran/ desde la oscuridad y la sombra/.../ necios beatos/ corifeos
del viejo inquisidor/ que nunca se enamoran de los cóndores/ o los pumas,/ solo tienen
balas...” (p. 39)
Voz manchega capaz de conmover, elevar cometas en el aire, volar a ras de suelo, mostrar
sus manos limpias con pañuelos de hierba del camarada Walt Whitman y ser vagabundo de
compasiva belleza, solitario ruiseñor cuyo canto celebra vivir, amar todas las cosas, visibles e
invisibles, activar universales latidos y restañar profundas heridas de muerte: Naturaleza,
pueblos, culturas, increíbles parajes, “tierras sagradas” convertidas en laberintos de soledad,
sobrecogedoras urbes corrompidas por siniestros depredadores y cargadas de tristes sueños
rotos: “...para aquellos que con furia extraña/ derriban las cometas, una palabra sin tiros/ que
busca la cintura angosta de sus violines./ Hoy las praderas son esquinas de muerte./ Y sus
búfalos abatidos, espectros pidiendo justicia.” (p. 65)
A Juan José Guardia Polaino siempre le producen inquietud “evitables tragedias” que sufren
niños y marginados. Su corazón, lazarillo de luces y sombras, denuncia la perdida virtud de
proteger a los más vulnerables. Para conseguir transformar este mundo, hacen falta solidarios
valores sin fronteras: “Quiero un hombre antiguo sobre mi derrota/ apostado a la orilla de cada
camino,/ que pida ser sol,/ astro,/ piedra,/ yedra o labio,/ vozarrón de raíces innumeras que
emerja de su miedo.” (p. 55)
Labios labradores de versos urgentes. Amables lectores de Lanza, les aseguro que merecen
atención. Un abrazo, querido poeta.
Lanza Digital
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