21 sept 2014

Arcadia desolada

Las virtudes son públicas y los vicios privados

“No podéis encadenarme
cuando pienso y cuando siento.”
Pascual Antonio Beño.

Pedro Juan Gomila Martorell (Palma de Mallorca, 1967) satiriza con amargura nuestra doble moral; sin embargo, desde su primer libro (De las paganas masturbaciones. Ed. La Lucerna, 2005) defiende valores irrenunciables: libertad, tolerancia, dignidad. 

“Iconoclasta y apóstata de casi todo”, permanece 8 años en laborioso silencio (traduce poetas grecolatinos y pronto verá luz Antología de la poesía griega homoerótica): debe superar heridas incurables, comer frutas de jardines prohibidos, traer Arcadia desolada (Ed. La Lucerna, 2013), volumen proyectado junto a dos inéditos (La tentación de la quimera y Las hogueras de la carne) para formar Eidolon, trilogía poética de labios febriles, cautivos del infierno terrenal.

Arcadia desolada suma 48 poemas, inocentes sueños derrotados. La semblanza del autor es un texto cabal de José Luis Reina Segura (también mallorquín). 24 páginas finales (aclaraciones) identifican referencias históricas y literarias, múltiples símbolos que Gomila Martorell atesora.

Versos desbocados reflejan temor al repudio patriarcal (“Querido Jefe”), fría soledad en la niñez y juventud, vividas sin afectos (las virtudes son públicas y los vicios privados). El poeta necesita superar crueles golpes (nunca merecidos), marginaciones familiares y sociales, unidas al escarnio del Servicio Militar (excluido prematuramente): “Soldado Pedro Juan Gomila Martorell,/ por acuerdo unánime los miembros/ de este tribunal militar consideramos...” (p.73)

Inspirada por sucesos imborrables, su voz emite luminosos ecos culturalistas y sabe que labor de poetas es amar, sufrir entre las sombras, escudriñar corazones hundidos, presos de melancolía, condenados a llevar sobre la frente rosas negras (sambenitos). Nadie puede caminar indefenso (pacífico) ante quienes parecen normales (civilizados) y no lo son: “Una amenaza verdadera/ que quiere silenciarte a toda costa,/ aniquilándote,/ dejándote seco cuando salga el sol.” (p.26)


Arcadia desolada reivindica los mismos derechos para todas las opciones sexuales, cuidando siempre la convivencia. Según datos referentes a 2013 (Ministerio del Interior), España registró 1.172 delitos (agresiones y lesiones) cometidos contra personas por su orientación sexual, raza o religión. Más de 450 fueron contra personas (“elegidas”) por sus preferencias o identidad sexual: “Las afrentas, los abusos, los rumores maliciosos,/ los escritos infamantes, las sangrantes burlas,/ mas ningún amigo, ningún amigo, ningún amigo,/ que su mano extienda sin celar la piedra.” (p.56)

Artistas españoles (manchegos incluidos) reciben amenazas de cobardes anónimos. A Millán Salcedo, frustraron el altruista Pregón de las Fiestas 2014: “Ni se te ocurra venir por Brazatortas o lo lamentarás, mariconazo.” Tierra generosa, su querido pueblo distingue al genial humorista: fue nombrado embajador y pusieron una placa en la casa donde nació.

Concluyen mis reflexiones con Arcadia desolada. Sugerir más concisión lírica (no vestir ángeles), y perdonar, olvidar, seguir volando... Tengo la misma certeza del crítico Manuel López Azorín: “Bien pudiera servir como revulsivo para que los homófobos dejaran de serlo, ya que el testimonio de Pedro Juan Gomila Martorell merece tolerancia, respeto y admiración.

1 comentarios:

PEDRO GOMILA dijo...

Gracias, José María, por estas amables palabras sobre mi libro.

Cordiales saludos